Sociedad y videojuegos

Esta noche, después de estar toda la mañana hablando con los otros redactores de YoFriki sobre lo poco que posteaba y darles la razón, me decido a escribir algún comentario. En un principio pensé en hablaros sobre la nueva placa que Intel ha sacado al mercado, o quizás de la últimas novedades de los juegos on-line, o cualquier cosa que tuviera un mínimo interés para todos vosotros. Sin embargo no conseguía encontrar las inspiración adecuada porque había algo que me atormentaba, y bastante. Así que, tras pensarlo un poco, os voy a contar qué es eso que me tiene intranquilo: os voy a hablar del WoW y las repercusiones sociales con un ejemplo reciente que me ha ocurrido.

Bueno, eso de hablaros del WoW es muy relativo, ya que soy un gran fan de este tipo de juegos y podría llevarme horas escribiendo, pero si de lo que socialmente conlleva el programa en sí. Y es que cuando menos te lo esperas, deja de ser un juego para convertirse en casi un trabajo diario al que tienes que comprometerte si quieres ver el contenido del juego. Y os lo digo porque soy miembro de un clan que hace eso: reunir a casi 30 personas todas las noches, comprometerlas a estar 3 o 4 horas delante de la pantallita y ver como su muñeco consigue, con distintas tácticas de juego, derrotar a un jefe tras otro para conseguir mejores objetos que hagan la repetida tarea anteriormente citada mas fácil. Lo peor de todo es que por muy absurdo que parezca debido a mi explicación, a mi me divierte. O me divertía. Y cada vez menos.

Sorprende extrañamente ver que, cada vez que te adentras más y más en el juego, tonterías y niñerías como ver quién se lleva tal objeto o quién consigue derrotar a tal muñeco, logra sacar lo peor de una persona. Reconozco que siento vergüenza propia y ajena cada vez que ocurre algo así. Y lo digo porque a mí me ha pasado. Y de hecho, me ha pasado esta misma noche.
Aunque últimamente no entraba mucho en la temática de estar x horas haciendo ese tipo de "trabajo" hoy, por simple aburrimiento, decidí volver a entrar a saludar a los antiguos amigos y compañeros. Y no tardó ni cinco minutos desde que entré en producirse el primer conflicto "absurdo": quién entraba y quién no entraba a tal jefe o en tal sitio. La verdad entrar para pasar el rato y encontrarse algo así desanima, pero bueno, hoy tenía un buen día y no me preocupaba, para que no hubiese mas jaleos decidí ceder mi "sitio" y probar algunos juegos de la Wii que CapitánCuernos me había prestado. "Bueno", pensé, "ya entraré mas tarde a saludar cuando todo se tranquilize". Já. Una hora mas tarde me llaman al móvil para entrar con ellos a matar a un jefe, con tan mala suerte que cae un objeto que me hacia ilusión tenerlo y claro, mas problemas: "que si yo lo quiero", "que si aplicando las normas es para nosequién"y mas historias que es absurdo seguir contando, que terminan en que al final me llevo el objeto y acabo ciertamente cabreado. Sin embargo la cosa no acaba aquí, sino que se suceden cierto cúmulo de cosas que terminan en cabreo generalizado y mas de uno tirándose los trastos a la cabeza.

A lo que quiero llegar con tal absurda anécdota, ¿realmente merece la pena todo eso? Es decir, para que "jugar" si vas a terminar cabreado (porque os aseguro que los cabreos son casi diarios), si sabes que no te vas a divertir. Entonces es lo que hace que me pregunte si actualmente los videojuegos están tan afianzados en nuestra sociedad que dejan de ser un mero entretenimiento a convertirse en otra fuente de problemas con muchas similitudes a lo que seria un trabajo, amistades o peleas de pareja e incluso no me extrañaría nada en absoluto que fuera objetivo de estudios sociológicos.

La verdad no lo sé. Afortunadamente para mí, decidí hace poco alejarme de este tipo de situaciones que lo único que conseguían era subirme la acidez estomacal.
Después de releer lo que he escrito, me he dado cuenta que esto no son más que palabras en las cuales desahogo la intranquilidad que anteriormente cité, aun así, lo subiré como noticia y si quereis mas anécdotas absurdas de mi vida como jugador del WoW, no dudaré en contarlas.