No funcionó. No habíamos conseguido cambiar de canal con la mente. Estábamos reventados en el sofá después de un día de playa. El mando estaba en la mesa, bastante lejos. Tres centímetros era el infinito con el estomago lleno.
‘Esto no va’.
‘¿En que canal estabas pensando?’
‘Yo… en antena tres’.
‘Pues yo en tele cinco. Va a ser eso’.
Estábamos con la coña concentrados en antena tres, cuando llegaron mis padres abriendo de golpe la puerta.
Curioso, siempre creí que si tenía poderes mentales fliparía, pero la verdad es que por poco no nos lo hicimos encima.
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